Chile

Fernando Rodríguez, Socio Senior de Stanton Chase.

Liderazgo minero en Chile: alineando la sostenibilidad con la búsqueda de líderes

jueves 30 de mayo del 2024.- En Chile y el mundo entero, la minería transita necesariamente hacia prácticas más sostenibles y responsables. Esta transformación no sólo es impulsada por la normativa ambiental global y la presión de distintos grupos de interés, sino también por una conciencia social que exige este cambio.

Según el estudio “10 riesgos y oportunidades de la minería 2024”, elaborado por EY Latin America, Cesco y Corfo, los criterios ESG se posicionan como el principal riesgo para la minería por tercer año consecutivo. Esto se traduce en un desafío para los liderazgos de la industria, que deben estructurar su estrategia de negocios en sintonía con un panorama donde la protección de la naturaleza, la biodiversidad y el respeto a los derechos humanos es tan crítica para su éxito, como la operación minera en sí.

Tradicionalmente las operaciones mineras son percibidas como una amenaza para el medio ambiente, pero ahora el sector minero tiene la oportunidad de reinventarse y tomar protagonismo. Los nuevos líderes de la industria deben ser pioneros en la adopción de tecnologías que minimicen el daño ecológico, desde técnicas avanzadas de reciclaje de agua, hasta sistemas de gestión de residuos que favorezcan la recuperación y conservación de los ecosistemas. ¿Por qué no pensar en faenas mineras que incluso contribuyan a reducir la huella de carbono? Por este motivo es esencial que estos líderes fomenten una cultura corporativa que valore la diversidad local y trabaje en armonía con las comunidades.

La minería consume cerca del 4% del agua a nivel nacional, según la ONU, en zonas donde el agua es escasa. Esta paradoja resalta la urgencia de adoptar tecnologías que reduzcan el consumo acuífero continental, lo que ha redundado en proyecciones que hablan de un aumento significativo en el uso de agua de mar, de 8.000 litros por segundo en 2023 a 40.000 litros en 2030. Sin embargo, bombear y desalinizar esta agua requiere energía, y aquí radica el desafío: si esta energía no proviene de fuentes renovables, los esfuerzos por alcanzar el carbono neutralidad serán en vano.

Por eso es necesario avanzar con premura y decisión hacia modelos de infraestructura compartida y plantas multipropósito, como sugiere la Política Nacional Minera 2050 de Chile.  Estos modelos no solo optimizan recursos, sino que también promueven la cooperación entre empresas, comunidades y el gobierno, creando un tejido de gobernanza que facilita la implementación de proyectos de gran escala orientados a la sostenibilidad.

La próxima generación de directivos en la minería chilena debe, por lo tanto, ser visionaria pero también pragmática, capaz de equilibrar la rentabilidad con la responsabilidad ecológica. Esto significa ir más allá del cumplimiento normativo, para ser verdaderos agentes de cambio en la preservación del patrimonio natural de Chile.


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