Chile
Juan Ignacio Guzmán – CEO GEM Mining Consulting.
Este déficit tiene su raíz, principalmente, en un aumento de la demanda por parte de las minas en operación, que necesitan más ácido debido a la reducción y mayor complejidad de los minerales. Sin embargo, el problema no se limita solo a la demanda. La oferta también ha disminuido considerablemente, en gran parte por el cierre de fundiciones como Ventanas y Hernán Videla Lira, lo que ha reducido de forma significativa la producción de ácido sulfúrico en el país.
Las consecuencias de este déficit son múltiples. En primer lugar, se espera que el precio del ácido sulfúrico continúe en alza, lo que afectará directamente a las minas en operación, muchas de las cuales podrían no ser viables económicamente a mediano-largo plazo si los costos siguen subiendo. Esto repercutiría negativamente en la producción de cobre.
Además, el abastecimiento de las minas se ha vuelto más difícil. Las marejadas, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, han reducido el funcionamiento de los puertos, lo que complica el almacenamiento y traslado del ácido sulfúrico importado.
Esto genera un riesgo para la operación continua de las minas si el suministro se interrumpe.
Lo que resulta más alarmante es que, según Cochilco, el déficit podría resolverse después de 2033, pero no por un aumento en la oferta, sino porque varias minas cerrarán sus operaciones, reduciendo la demanda por este insumo estratégico. Sin embargo, algunas de estas minas tienen planes de extender su vida útil mediante el uso de nuevas tecnologías que seguirán requiriendo ácido sulfúrico, lo que podría prolongar el déficit incluso más allá del 2040.
En el corto plazo, sería prudente explorar alternativas para optimizar el consumo de ácido y mejorar la logística en los puertos, lo que podría mitigar algunos de los impactos inmediatos de este déficit.
A largo plazo, la solución obvia es desarrollar una capacidad de fundición eficiente en Chile, que permita producir suficiente ácido sulfúrico para abastecer a las minas. Esto no solo garantizaría el suministro interno, sino que también abriría la posibilidad de exportar cátodos en lugar de concentrados, lo que tendría un beneficio estratégico para el país. Sin embargo, lograrlo requerirá políticas públicas que incentiven la inversión en nuevas fundiciones.